Las generaciones actuales (adolescentes violentos) son según los datos más recientes del Instituto Nacional de Estadística son las que mejor aceptan la violencia. La realidad sobre este hecho podemos verla en noticias y telediarios. La violencia siempre ha sido un problema en la sociedad, pero cuando en la adolescencia se practica de forma habitual se vuelve una lacra.
Esta violencia adolescentes afecta a las familias. En muchas ocasiones las mismas no saben que hacer para enfrentarse con sus hijos. En su mayoría empiezan a negociar de forma pacífica cosa que es un error; ya que es entonces cuando el violento toma todo el control.
Cuando estábamos trabajando con adolescentes violentos tenemos dos opciones de intervención: 1) Dejamos que él/ella sea el centro de la terapia , 2) Trabajamos con la familia sin el adolescente.
En los caso que la violencia supere las dos intervenciones es necesario llamar a servicios sociales y que el adolescente asuma las consecuencias de su conducta. Hay situaciones en las cuales no podemos hacer otra que ponernos en esta dura tesitura. Otro grave error que comenten las familias es guardar toda la situación en secreto, lo cual le da más poder al violento.
Respecto a resolver conflictos con ellos, una de las mejores técnicas empleadas es la sentada pacífica.
SENTADA
Proponemos a los padres que, si el hijo adolescente se pone agresivo, eviten la escalada de enfrentamiento con él y se retiren en silencio. Esa misma noche, una vez enfriados los ánimos, los padres deben entrar en la habitación del hijo, sentarse delante de la puerta bloqueándola y decirle con mucha tranquilidad: «No estamos preparados para seguir soportando esta conducta de… Estamos aquí para resolver el problema y esperaremos a que sugieras una solución». Es importante que la descripción de la conducta inaceptable sea específica.
A partir de ese instante, se quedan esperando a que el hijo aporte alguna solución constructiva. Si la proporciona, hacen preguntas para clarificar y concretar el plan de acción y abandonan la habitación con ese compromiso, diciendo: «Vamos a intentarlo».
Si en vez de aportar soluciones que le impliquen a él, el hijo acusa a otras personas, chantajea o exige cambios de los demás, la respuesta invariable es «Aún no hemos encontrado una solución». Si al cabo de media hora el adolescente no ha propuesto realizar un cambio razonable, los padres abandonan la habitación anunciando que siguen sin tener una solución, y vuelven a hacer la sentada al día siguiente.
En caso de que sea muy violento debemos pedir a la familia que cuando estalle o empiece a ejercer esta violencia venga a casa y juntos hagan una sentada. Especialmente las figuras de autoridad por si fuera necesario pararlo, de una manera física pero adecuada. De esta forma rompemos el chantaje y obligamos al menor a tomar una decisión razonable.
Javier Aparicio Mercader es un psicólogo con una vasta experiencia y una sólida formación en múltiples áreas de la psicología. Con una carrera que abarca más de una década, Javier ha desempeñado roles clave como psicólogo escolar, clínico, forense, orientador, psicoterapeuta y psicólogo infantil. Su dedicación y compromiso con la profesión se reflejan en su profundo conocimiento y habilidades en cada uno de estos campos.
Durante los últimos 10 años, Javier ha trabajado incansablemente para mejorar la salud mental y el bienestar de sus pacientes. Ha acumulado una amplia experiencia, permitiéndole abordar una variedad de problemáticas con una perspectiva holística y bien informada. Su enfoque integral le permite proporcionar tratamientos personalizados y efectivos, adaptándose a las necesidades específicas de cada individuo.
Desde hace 5 años, Javier dirige su propio gabinete de psicología, donde lidera un equipo de profesionales altamente capacitados. Este equipo multidisciplinario trabaja en conjunto para ofrecer servicios especializados en todas las ramas de la psicología, incluyendo la atención a trastornos emocionales, conductuales y de desarrollo en niños, adolescentes y adultos. Bajo su liderazgo, el gabinete se ha convertido en un referente en el campo de la psicología, ofreciendo un entorno seguro y de apoyo donde los pacientes pueden explorar y superar sus desafíos personales.
Javier es conocido por su enfoque estratégico y su capacidad para establecer una conexión auténtica con sus pacientes. Su pasión por la psicología y su deseo de ayudar a los demás lo impulsan a mantenerse actualizado con las últimas investigaciones y técnicas terapéuticas. Esto le permite ofrecer intervenciones basadas en la evidencia que promueven cambios significativos y duraderos en la vida de sus pacientes.