El altruismo es una de las conductas sociales más importantes. En ella se producen cuatro factores que nos hace ser altruistas de forma natural:
1) Los modelos sociales: Si una persona ve a otra ayudando es más probable que ayude que si ve a un modelo pasivo. Las conductas prosociales tb se aprenden por aprendizaje social (de tanto verlo lo acabas haciendo). Un modelo activo rompe la inhibición, la ignorancia pluralista…
2) Relacionadas con las características de la víctima: Son la estigma o marca en el cuerpo (se ayuda más a personas que tienen señales en el cuerpo, como los mancos, aunque a veces estas personas pueden producir en los sujetos un malestar con lo que pueden huir) y que no se ayuda igual a todo el mundo (se ayuda más a personas que nos agradan que las que no, y sino las conocemos de nada pues por su físico; tb se ayuda más a las personas semejantes -raza, sexo…-, porque hay que tener en cuenta que la similitud se relacionada con la atribución de personalidad).
3) Relacionada con la situación está el pedir ayuda: Los hombres suelen pedir menos ayuda que las mujeres. ¿Qué repercusiones tiene la ayuda sobre el que la recibe? Esto lo estudió mucho Nadler. En ocasiones, el recibir ayuda tiene efectos negativos. La víctima cree que los demás van a interpretar su pedir ayuda como su incompetencia. Cuánto más similitud entre víctima y ayudante hay más resistencia a solicitar ayuda. Nadler menciona que solicitar ayuda puede ser estigmatizarte, la sociedad occidental da mucho valor a la independencia, y que una persona reciba ayuda de forma continuada tiene un efecto negativo sobre la autoestima. Ahora bien, esto no es del todo cierto, porque si uno se siente mal por recibir ayuda entonces intentará hacer todo lo posible por ser independiente para autoayudarse.
4) La importancia del estado emocional para ayudar, siendo positivo o negativo:
–Estado emocional positivo → cuando se genera el estado (+) las personas ayudaban más, sin embargo, en unos estudios realizados por algunos autores, entre ellos Rosenhan, obtuvieron el efecto contrario. Una persona en estado(+) ayuda menos que una que tiene un estado neutro porque las personas tendemos a querer estar contentos y sentirnos bien y no sea que al ayudar nos ponga peor. En estudios de emergencias los resultados eran ambiguos. Por eso, cuando la situación de ayudar es clara y el ayudar no va a tener consecuencias negativas para el que ayuda, se ayuda más si el estado es positivo; pero cuando la necesidad de ayudar es ambigua o implica consecuencias negativas, las personas con estemos (+) ayudan menos porque no quieren vivir una situación desagradable que las haga perder su estado positivo.
–Estado emocional negativo → tb hay estudios contradictorios como algunos realizados por Stanley Milgram sobre la teoría de la sobrecarga estimular en las ciudades (ésta menciona que hay que atender a muchos estímulos por lo que se genera un caparazón para no afectarse) o por Korte sobre conductas de ayuda en ambientes rurales y urbanos (éste menciona que en situaciones desagradables y en zonas con mucha población se generan estados emocionales negativos ayudando menos que en otro tipo de lugares) y otros que demuestran que si alguien tiene un estado (-) leve suele ayudar para sentirse mejor. Si la conducta de ayuda creemos que nos va a hacer sentir mejor, entonces ayuda más una persona con estado (-). Sin embargo, si el estado emocional es muy intenso o bien la situación no es clara o bien el acto de ayudar no nos va a hacer sentir mejor, entonces una persona con estado.(-).
Javier Aparicio Mercader es un psicólogo con una vasta experiencia y una sólida formación en múltiples áreas de la psicología. Con una carrera que abarca más de una década, Javier ha desempeñado roles clave como psicólogo escolar, clínico, forense, orientador, psicoterapeuta y psicólogo infantil. Su dedicación y compromiso con la profesión se reflejan en su profundo conocimiento y habilidades en cada uno de estos campos.
Durante los últimos 10 años, Javier ha trabajado incansablemente para mejorar la salud mental y el bienestar de sus pacientes. Ha acumulado una amplia experiencia, permitiéndole abordar una variedad de problemáticas con una perspectiva holística y bien informada. Su enfoque integral le permite proporcionar tratamientos personalizados y efectivos, adaptándose a las necesidades específicas de cada individuo.
Desde hace 5 años, Javier dirige su propio gabinete de psicología, donde lidera un equipo de profesionales altamente capacitados. Este equipo multidisciplinario trabaja en conjunto para ofrecer servicios especializados en todas las ramas de la psicología, incluyendo la atención a trastornos emocionales, conductuales y de desarrollo en niños, adolescentes y adultos. Bajo su liderazgo, el gabinete se ha convertido en un referente en el campo de la psicología, ofreciendo un entorno seguro y de apoyo donde los pacientes pueden explorar y superar sus desafíos personales.
Javier es conocido por su enfoque estratégico y su capacidad para establecer una conexión auténtica con sus pacientes. Su pasión por la psicología y su deseo de ayudar a los demás lo impulsan a mantenerse actualizado con las últimas investigaciones y técnicas terapéuticas. Esto le permite ofrecer intervenciones basadas en la evidencia que promueven cambios significativos y duraderos en la vida de sus pacientes.