El término “neurodiversidad” se ha vuelto cada vez más relevante en ámbitos clínicos, educativos y sociales. Identifica las diferencias neurológicas como variaciones naturales en el desarrollo humano, en lugar de concebirlas únicamente como trastornos. En los últimos años, el enfoque ha evolucionado hacia el reconocimiento de las fortalezas y singularidades que cada persona aporta a su entorno. Desde AC Psicología, resulta fundamental visibilizar estas divergencias, no solo para fomentar la inclusión, sino también para apoyar a quienes pueden estar viviendo situaciones de incomprensión o desconocimiento.
¿Qué es la neurodivergencia?
La neurodivergencia se refiere a aquellas condiciones neurológicas que difieren del patrón considerado “típico”. El término surge en la década de 1990 como parte de un movimiento social y científico que promueve el valor de la diversidad cerebral. Abarca una amplia gama de variaciones, desde el Trastorno del Espectro Autista (TEA) hasta la dislexia, la discalculia o el TDAH, entre otras. En lugar de focalizarse únicamente en las dificultades, cada vez se presta más atención a las capacidades únicas que se derivan de estas formas de procesamiento cognitivo.
Tipos de Neurodivergencias
Existen diversas expresiones de la neurodivergencia, aunque algunas de las más comunes son:
- Trastorno del Espectro Autista (TEA)
Engloba un conjunto amplio de variaciones que pueden influir en la interacción social, la comunicación verbal y no verbal, así como en intereses y comportamientos repetitivos o muy focalizados. Dentro del espectro, las manifestaciones varían significativamente de una persona a otra. - TDAH (Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad)
Se caracteriza por dificultades para mantener la atención, hiperactividad e impulsividad, con subtipos en los que predomina la falta de atención, la impulsividad o una combinación de ambas. Además de los desafíos, muchas personas con TDAH desarrollan una gran capacidad de multitarea, creatividad y flexibilidad mental. - Dislexia
Constituye una alteración específica del aprendizaje que afecta la lectura, la ortografía y, en ocasiones, la velocidad y comprensión lectora. No se relaciona con el coeficiente intelectual, sino con la forma particular en que el cerebro procesa la información escrita. - Discalculia
Se traduce en complicaciones para la comprensión, el razonamiento y la realización de operaciones matemáticas, aun cuando la persona no presenta dificultades intelectuales generales. Este tipo de variación puede impactar la vida diaria (manejo del dinero, lectura de gráficos, etc.). - Disgrafía
Dificultad que afecta la escritura a nivel motriz y/o en la claridad y coherencia de la expresión escrita. Puede aparecer asociada a la dislexia o a otros trastornos del aprendizaje, ocasionando una caligrafía poco legible y problemas en la estructuración del discurso por escrito. - Dispraxia
Alude a alteraciones en la coordinación motora fina y/o gruesa, lo que puede dificultar tareas tan cotidianas como abrocharse la ropa, mantener el equilibrio o manipular objetos. También suele implicar problemas en la organización y la planificación de tareas secuenciales. - Trastorno del Procesamiento Sensorial
Aunque no siempre se considera un diagnóstico independiente, muchas personas describen hipersensibilidad o hiposensibilidad ante estímulos visuales, auditivos, táctiles y olfativos. Esto puede generar respuestas intensas frente a ruidos o texturas que para otros pasan inadvertidos. - Síndrome de Tourette
Se caracteriza por la presencia de tics motores y/o vocales. Algunas personas pueden experimentar movimientos musculares bruscos e involuntarios o la emisión de sonidos repentinos, lo que puede afectar su desempeño social y emocional. - Altas capacidades intelectuales
Personas con un rendimiento cognitivo notablemente superior a la media. Contrario a lo que se presume, no siempre se traduce en un desempeño académico brillante, pues pueden existir desafíos emocionales, de adaptación o de motivación. - Otras condiciones bajo debate
En la actualidad, crece el interés por incluir bajo el paraguas de la neurodiversidad otras condiciones neurológicas y psicológicas, como ciertos trastornos del estado de ánimo o trastornos obsesivo-compulsivos. No obstante, la consideración de estas condiciones como neurodivergencias aún suscita debate en la comunidad científica.
Es importante resaltar que cada persona es un universo único y que las manifestaciones varían en intensidad y forma, incluso dentro de una misma etiqueta diagnóstica.
Neurotípico VS Neurodivergente
Para comprender mejor la neurodiversidad, es útil contrastar el funcionamiento neurotípico con el neurodivergente.
- Las personas neurotípicas suelen ajustarse con facilidad a las expectativas sociales, escolares y laborales. Sus habilidades y comportamientos se enmarcan en parámetros estadísticamente más comunes.
- Las personas neurodivergentes, por el contrario, pueden mostrar patrones de pensamiento más originales, hiperenfoque en determinados intereses, procesos de aprendizaje distintos y una manera de percibir el entorno sensorial muy particular.
No se trata de estigmatizar a unos u otros, sino de reconocer la variedad de formas de procesar la realidad. En este sentido, la neurodiversidad es un concepto que aboga por la aceptación y la inclusión de las distintas condiciones neurológicas.
¿Cómo me doy cuenta si soy neurodivergente?
Las señales que pueden llevarte a sospechar de una condición neurodivergente varían según cada tipo. Sin embargo, algunos indicadores generales incluyen:
- Dificultades persistentes en el aprendizaje (lectura, escritura, cálculo) a pesar de un gran esfuerzo.
- Tendencia a desconectarse o a hiperconcentrarse en temas de interés.
- Sensibilidad sensorial (ruidos, luces o texturas que generan respuestas emocionales intensas).
- Sentimiento de “ser distinto” o de percibir el mundo de una manera inusual.
- Patrón de interacción social fuera de los cánones habituales o necesidad de recuperar energía tras pasar mucho tiempo en entornos sociales.
Para quienes sospechen tener alguna neurodivergencia, es recomendable buscar pruebas especializadas que, junto con la evaluación profesional, ayuden a clarificar la situación. Un ejemplo disponible online es el Test de Magallanes, enfocado en la detección de TDAH en niños y adolescentes, aunque puede brindar ciertas orientaciones y pautas incluso en etapas posteriores.
¿Qué hacer si soy neurodivergente?
Conocer y comprender una neurodivergencia representa un gran paso hacia la propia aceptación y el ajuste vital. A partir de ahí, resulta beneficioso seguir estos consejos:
- Acudir a profesionales especializados: Iniciar un proceso de evaluación y asesoramiento con expertos puede facilitar estrategias personalizadas y, en caso necesario, un diagnóstico riguroso.
- Informarse y formarse: Comprender la condición propia ayuda a superar miedos e inseguridades. Existen artículos científicos, blogs especializados y comunidades de apoyo que permiten profundizar en el tema.
- Cuidar la salud mental: Trabajar la autoestima y la gestión emocional. Muchas personas neurodivergentes presentan un riesgo incrementado de estrés y ansiedad debido a la presión por adaptarse a entornos poco comprensivos.
- Explorar herramientas de apoyo: Tecnologías de asistencia, rutinas de estudio estructuradas o ambientes laborales inclusivos contribuyen a un mejor desempeño y bienestar.
- Buscar entornos profesionales sensibles a la neurodiversidad: Por ejemplo, en AC Psicología, un equipo con experiencia en evaluación y acompañamiento puede ser de gran ayuda. A través de la intervención psicológica y el acompañamiento terapéutico, se promueven habilidades de afrontamiento, resiliencia y desarrollo personal.
En definitiva, la neurodiversidad no debe verse como una limitación, sino como una invitación a descubrir y potenciar la forma particular en que cada persona piensa, siente y crea. En la actualidad, muchos contextos laborales y educativos están comenzando a reconocer que la diversidad cognitiva no solo es un derecho, sino una fuente de innovación y enriquecimiento colectivo. Si crees que puedes encajar en alguno de estos perfiles, no dudes en informarte y consultar con psicólogos Cartagena o en tu lugar de residencia. El primer paso es siempre la búsqueda de información fiable y el acompañamiento profesional para trazar un camino de autoconocimiento y desarrollo integral.

Javier Aparicio Mercader es un psicólogo con una vasta experiencia y una sólida formación en múltiples áreas de la psicología. Con una carrera que abarca más de una década, Javier ha desempeñado roles clave como psicólogo escolar, clínico, forense, orientador, psicoterapeuta y psicólogo infantil. Su dedicación y compromiso con la profesión se reflejan en su profundo conocimiento y habilidades en cada uno de estos campos.
Durante los últimos 10 años, Javier ha trabajado incansablemente para mejorar la salud mental y el bienestar de sus pacientes. Ha acumulado una amplia experiencia, permitiéndole abordar una variedad de problemáticas con una perspectiva holística y bien informada. Su enfoque integral le permite proporcionar tratamientos personalizados y efectivos, adaptándose a las necesidades específicas de cada individuo.
Desde hace 5 años, Javier dirige su propio gabinete de psicología, donde lidera un equipo de profesionales altamente capacitados. Este equipo multidisciplinario trabaja en conjunto para ofrecer servicios especializados en todas las ramas de la psicología, incluyendo la atención a trastornos emocionales, conductuales y de desarrollo en niños, adolescentes y adultos. Bajo su liderazgo, el gabinete se ha convertido en un referente en el campo de la psicología, ofreciendo un entorno seguro y de apoyo donde los pacientes pueden explorar y superar sus desafíos personales.
Javier es conocido por su enfoque estratégico y su capacidad para establecer una conexión auténtica con sus pacientes. Su pasión por la psicología y su deseo de ayudar a los demás lo impulsan a mantenerse actualizado con las últimas investigaciones y técnicas terapéuticas. Esto le permite ofrecer intervenciones basadas en la evidencia que promueven cambios significativos y duraderos en la vida de sus pacientes.