Rabietas, poco control de impulsos y problemas con respetar las reglas son la base de de los dolores de cabeza de los padres en la psicología infantil. Normalmente entre los 3 años las rabietas de los niños son más pronunciadas, ya que en esta etapa social el niño desafía mucho más las normas de los padres.
Ejemplos que vivimos de forma continua.
- El niño no respeta las reglas y se rebela, por ejemplo a la hora de la siesta monta una pataleta o a la hora de comer se niega a ello y llora.
- El niño necesita ser es el centro de atención. Frente a esta frustración de no serlo, a veces representa auténticos dramas, se tira al suelo, lanza objetos, llora, vomita etc…
En la mayoría de estos casos por lo general el niño tiene en jaque a sus padres. Muchos se sienten totalmente indefensos ante estas rabietas descomunales. Algunos optan por venir enseguida a consulta de psicología infantil. Otros buscan recetas en la psicología más clásica a través el castigo o las recompensas. Y otros muchos (en su gran mayoría) intentan dar al niño de inmediato lo que pide para que no continúe su drama personal
El resultado de esto; es que el niño aprende que las pataletas y los desafíos hacen que el progenitor sea más complaciente y condescendiente. La solución intentada de dar al niño lo que quiere alimenta claramente el problema y lo agrava. Al igual que el fuego lanzado a la hoguera, los deseos del niño hechos realidad aumentan la llama y el deseo de sus rabietas.
Dentro de mi experiencia cómo psicólogo infantil en Cartagena, y como experto en terapia breve; la mejor solución es la intervención basada en es frustrar suavemente.
Intervención de TBE (Terapia Breve estratégica)
- Observar sin intervenir: Ante un llanto, rabieta o drama, los padres deben quedarse delante del niño, totalmente petrificados; cómo sí Miguel Ángel les hubiera esculpido. Ante esta situación no deben mostrar ningún tipo de reacción emocional (enfado, aversión, desquicio etc.) y deben mirar al niño fijamente sin contestar a su llanto o demandas.
- Prescribir el síntoma: Los padres en un tono suave, sin alterarse y sin mostrar emociones negativas, deben decirle al niño: Me encanta tu rabieta, sigue así, cuando lloras o te enfadas Papa y Mama saben que no pasa nada grave, cuando termines de llorar y desahogarte podemos jugar.
Con estas dos técnicas en un buen uso de ellas, en dos semanas las rabietas y los dramas se suelen acabar. Estas dos prescripciones enseñan al niño a aumentar su capacidad de frustración, empoderan a los padres y muestran que ellos tienen el control ante los momentos que el niño quiere manipular.
Una vez el niño se haya calmado y las aguas estén su cauce, se debe entonces darle la atención correcta.
By Psicólogo en Cartagena / Javier Aparicio
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