Las Heridas del niño Interior
Todos en alguna medida estamos heridos por nuestro pasado Generalmente hemos trasladado esas heridas de la infancia a nuestro YO adulto. El niño interior es esa parte de la infancia que llevamos siempre con nosotros. En algunas personas se queda oculta por los traumas de la infancia y otras al descubierto. Estas personas que lo muestran al descubierto parecen más felices, más sinceros, más bromistas, y se sienten libres.
La gente que lo oculta, esconde la parte más sincera de sí mismo, y se sienten marcados por su pasado. El niño interior es por así decirla nuestra parte más lúdica y emocional. Por otra parte el adulto es la más racional y sensata. Cuando estas dos partes están sanas nos sentimos realizados y llenos.
El trauma patriarcal nos acompaña desde siempre. Desde el nacimiento el mundo no está hecho para el niño y sufre por el hecho de estar en él. El mundo es lugar competitivo, nos enseñan a competir, a ser los mejores, a querer triunfar. El niño solo necesita tres cosas para crecer sano: jugar, amar (y ser amado), ser enseñado.
Lo que ahora llamamos civilización esta menguando al niño y a nuestro niño interior. En esta civilización no se deja mostrar las emociones libremente. Se premia mas la competitividad que la cooperación, se nos quiere por lo que tenemos y no por lo que somos. Sobre todo hemos olvidado jugar.
En las civilizaciones tradicionales o tribus los niños no muestran psicopatologías o estados emocionales contraproducentes. En estas sociedades el niño es libre para jugar y crecer bajo la tutela de sus padres. En estas sociedades no hay una estructura impositiva, todos se necesitan. El niño crece bajo la empatía, el amor, y la cooperación por el grupo.
En nuestra sociedad actual por X motivos hemos creado 5 heridas en la infancia que afectan a nuestro niño interior. Todas estas heridas han sido formadas en la sociedad. Han sido trasmitidas en la familia y posteriormente en nosotros mismos.
Las Heridas del niño interior
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La herida de afectos: La falta de afectos hace que nos sintamos poco queridos en la edad adulta, especialmente que no nos valoremos. Nos hace creer que nos merecemos poco afecto por parte de los otros. Nos hace buscar cualquier cariño sea de quien sea, ser dependientes del amor, querer antes de querernos a nosotros etc…. Solemos esperar en algún momento el te quiero parental que nunca llegará. En general las personas con estas heridas suelen tener problemas en la manifestación de sus emociones y en la libertad de las mismas.
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La herida de falta guía: Se destacan en niños que no se les indica el camino a seguir. No tienen normas, indicaciones, o límites, y si existen son difusos, inalcanzables o no están hechas para niños. Estas personas generaran problemas de seguridad, no sabrán hacia donde guiar su vida, ya que el niño no entiendo el mundo, ni sus normas, y sin un guía todo le parece raro e incomprensible. En estas personas se puede dar la polaridad contraria, conseguir las cosas y después mostrar una actitud de poder, déspota o superior (en el fondo esto es inseguridad). En esta polaridad la inseguridad se manifiesta a través de los logros materiales, a pesar de ellos tienen una sensación constante de vacío.
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La herida de la soledad: Se manifiestan en niños que tienen un falso afecto, afecto material o que pasan demasiado tiempo solos. Estas personas generaran problemas de contacto. Debido a la soledad en la infancia buscan estar continuamente en contacto con los demás (una especie de hipersociabilidad). No saben estar solos y les genera ansiedad cuando no tienen atención. Estas heridas son características en la gente que necesita LIKE o ME GUSTAS en las redes sociales como forma de mantener su autoestima .
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La herida de la traición: Estas heridas ocurren en algún momento de la infancia cuando el niño se siente traicionado por sus padres. Sus expectativas paternas no se han cumplido. Estos padres suelen engañar a sus hijos, humillarlos o prometer cosas que jamás cumplirán. Estas personas generan problemas de confianza. Suelen ser personas que no se fían de nadie, no creen nunca al prójimo y no esperan que nadie haga algo bueno por ellos. Ven a la gente como mala y traicionera (una polarización de sus padres). Suelen ser poco abiertos, no mostrando casi nunca su lado intimo, suelen ser esas personas fías que nos encontramos.
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La herida de la manipulación: Se da en niños cuyos padres los manipulan para logar sus expectativas o para lograr aquello que ellos nunca lograron. Estas personas suelen tener problemas de autonomía. No saben tomar una dirección fija sin escuchar a los demás, les cuesta tomar la iniciativa, y tienen mucha incertidumbre cuando toman una decisión propia. Aunque el adulto a veces consiga su camino siempre le queda en su conciencia una división de pensamiento que le dice: -¿Estará bien lo que hago?-, -¿Estaré agradando a mis padres?- ¿Actuó bien o soy malo?-.
Una persona puede tener una o todas las heridas. SÍ has leído esto, lo importante es decirte que eres libre para curarte. Todas las heridas se pueden cerrar y puedes conectarte con tu niño interior.
By: AC Psicologia Cartagena / Javier Aparicio
1 comentario
Pastor García Terapeuta · 1 abril, 2019 a las 11:20 pm
Maravilloso artículo, cuando sanamos el niño interior, el adulto del presente vive en equilibro y control de su propia vida.
Gracias por compartir.